Reyes magos / Analogías
Aguascalientes, Enero 04 (2022).- Estimado lector: Antes que nada, quisiera desearte un feliz año. Que este 2022 que está iniciando sea un periodo de crecimiento personal, de éxitos, abundancia y prosperidad, y no menos importante, de mucha salud, que en estos tiempos es lo más preciado de lo que cualquiera puede disponer.
Doy comienzo este año con un tema que cierra el periodo de celebración navideño. La última vez que nos sentamos en la mesa en familia para festejar con sidra y degustar de la tradicional rosca. Momento previo al retiro de todos los adornos navideños. Me refiero a la llegada y adoración de los Reyes Magos.
Cuenta la leyenda que en un portal de Belén (la Ciudad de David), hace más de dos mil años, nació el “Rey de Reyes”. Sus padres, José y María viajaron durante días para escapar del mandato del Rey Herodes, quien mandó ejecutar a todo recién nacido para impedir así la llegada del mesías anunciado en el evangelio de Mateo. Con la ayuda de una mula, la pareja atravesó desiertos y se enfrentó a las inclemencias del tiempo para llegar a una humilde morada. Pidieron posada una y otra vez en la comarca de Belén, pero fue en vano, nadie los quería alojar. Fue así, después de varias insistencias, que por fin un alma se apiada de ellos concediéndoles un espacio en la parte trasera de su vivienda, en el establo. Así estuvo escrito y así sucedería.
Del hecho de llamar a la puerta en distintos lugares se desprende la pedida de la posada. Por ello es que en la actualidad se canta la tradicional posada que representa el mesón buscado por la peregrina pareja para que María descanse al fin y pueda dar a luz.
El rastro de José y María era seguido desde oriente por tres Reyes cuyos nombres se conocen como: Melchor, Gaspar y Baltazar. Quiénes abandonaron sus palacios para ser guiados por una estrella celestial que los conduciría hasta los aposentos en que el Salvador nacería. Sus Majestades se transportaron a caballo y en camellos, fue así que llevaron consigo a su séquito y también los regalos que habían destinado otorgar al niño Jesús. Mirra, incienso y oro fueron entregados a los padres del recién nacido como ofrenda real y en reconocimiento del título al máximo monarca en la tierra. De esta forma se cumple la profecía, desplazando al Rey Herodes y anteponiéndose a Jesús como el Rey de Reyes.
Las tradiciones navideñas acostumbran que en el día del nacimiento de Jesús, el 25 de diciembre, es cuando los niños de todo el mundo reciben los regalos si fueron bien portados y obedientes. Ya sea Santa Claus o el Niño Dios, la noche del 24 recorren todo el globo terráqueo para entregar los juguetes. Sin embargo, si nos apegamos a la historia, tiene más sentido el reconocer el día 5 y 6 de enero, fecha de la adoración de los reyes a Jesús, como los días indicados para hacer la entrega de obsequios a los niños. Por esta razón en la capital de México es que se da el peso significativo a esta fecha, también lo es en otras latitudes como en España, lugar en donde se lleva a cabo la tradicional cabalgata de Sus Majestades, y al día siguiente, la entrega de regalos a los niños de los hogares ibéricos. Desde los antiguos imperios egipcios, griegos y romanos, las tradiciones son parte de la cultura, de la identidad y la historia. En un mundo globalizado como el actual, solo se entienden estas particularidades a través de la conservación de las mismas, es lo que nos hace únicos, es lo que da la esencia. Como ciudadanos es muy importante el conservarlas, extenderlas, y no menos importante, explicarlas, puesto que así contribuimos a su trascendencia de generación en generación. Así como lo aprendimos de nuestros padres y abuelos, de la misma manera, transmitámoslas a nuestros descendientes, hijos, sobrinos y nietos.
La Opinión de: César Omar Ramírez de León. Empresario, Consultor en Finanzas Personales e Inversionista en el Mercado de Capitales.